En Chile nunca ha faltado un ataúd



Columna Bacigalupe González

Chile es un país centralista por excelencia. Las decisiones y los recursos se ubican en la capital. El contagio, la enfermedad y la muerte, sin embargo, han sido progresivamente descentralizadas.


Abajo presentamos la cantidad de personas fallecidas en cada región del país acumulados cada dos semanas. Cada región vive su singular epidemia. En consecuencia, cada región tiene su propia curva de fallecimientos. Las cifras porcentuales, sin embargo, invisibilizan el impacto del virus en cada una de estas. Una o dos personas fallecidas en Aysén se constituyen en una tragedia al igual que lo es si esas muertes hubieran ocurrido en la RM cuando se registraban cerca de 3.000 muertes bisemanalmente. Esta última, la más poblada del país, está en un altiplano de fallecimientos con más de 400 personas muertas cada 14 días, lo que parece una advertencia latente de que la desgracia puede empeorar.  



En el gráfico de fallecimientos reportados por el Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) del MINSAL mostramos con una línea punteada roja el día del cambio de Ministro de Salud. Al ver fríamente los gráficos de personas fallecidas, apartándonos de su significado por un momento, podemos pensar que algunas regiones como la Metropolitana, Aysén o Los Ríos han experimentado una “leve mejoría”. Lo cierto es que mientras se mantiene gente muriendo se van acumulando fallecimientos a lo largo del tiempo, más allá que puedan morir menos personas diaria o semanalmente. 


Considere que, en junio, a nivel nacional, fallecieron cerca de 6.500 personas con COVID-19 y en agosto fueron alrededor de 2.300. La cifra de fallecidos en junio es mayor a la cifra total reportada por Holanda (17 millones de habitantes) y la de agosto es cerca de tres veces lo reportado por Australia (25 millones de habitantes), ambas desde marzo. No hay razón para celebrar, el país presencia la muerte progresiva de personas.  


La situación que experimentan muchas regiones es frágil y por eso decidimos presentar cada una para que todos y todas puedan tomar medidas de resguardo. Hay algunas regiones que alcanzaron “estabilidad”, o más bien, están en un “altiplano mortal”. Es el caso de Arica y Parinacota, Valparaíso o del Maule. Hay otras que están sufriendo las peores repercusiones del plan “Paso a Paso” y van en un ascenso de muertes: Coquimbo, Ñuble, Biobío, Los Lagos y Magallanes.


Si bien las regiones de Aysén y de los Ríos son las que, hasta el momento, presentan la menor mortalidad, el exceso de confianza de las autoridades centrales y su terquedad en relajar las medidas han llevado a que estas regiones se encuentren con la mayor cantidad de casos confirmados desde marzo. Quizás ello se explica por uno de los errores del “Paso a Paso”: un conjunto de criterios únicos para un país muy diverso cultural y geográficamente. Más aún, existen criterios cualitativos, pero no se transparentan y esto hace que los criterios cuantitativos pierdan relevancia.  


¿Alguien puede predecir la misma movilidad y contacto de personas y, por ende, de contagio en Coyhaique que en Santiago Centro? Al parecer la visión centralista de la autoridad sanitaria si espera aquello. Es probable, por ejemplo, que la incidencia -número de casos cada 100 mil habitantes- de Aysén aumente a un ritmo menor que en Santiago frente a brotes locales. Lamentablemente, en una estrategia de contagio progresivo que relativiza la gravedad de enfermar, se descentraliza la desprotección.    


Las autoridades siguen comparando cifras de comunas y regiones a muy corto plazo, aún cuando la recomendación del 12 de mayo de la OMS observar la evolución de casos en 21 días. Son además comparaciones que no contextualizan las cifras en la realidad heterogénea de cada región.  En el siguiente gráfico mostramos la evolución en casos confirmados de las regiones de Los Ríos y de Aysén acumulados cada 21 días.   




Si bien hasta el cambio de ministro la región de Aysén se había mantenido con menos de 20 casos confirmados cada 21 días, no se ha buscado cortar la cadena de contagio. 


"¿De qué nos sirve estar castigando a la gente, aplicando sanciones millonarias, si la pandemia ya se desató en la Región de Aysén? Por favor ayúdenos a controlar esta pandemia", manifestó Alejandra Valdebenito, SEREMI de Salud de Aysén, este lunes 21 de septiembre. Si la autoridad sanitaria considera que el contagio está descontrolado en la región, las medidas de prevención debiesen ya estar en implementación. Sin embargo, al día 22 de septiembre, con la mayor alza de contagios desde marzo, la comuna de Coyhaique se encuentra en el paso 4 de “apertura inicial” del plan “Paso a Paso”. Anticiparse y prevenir son verbos que la autoridad sanitaria pareciera no conocer.    


La OMS ha sido categórica: enfermar a mucha gente significa que muchas mueran. Esperamos que el incremento de casos en Aysén y Los Ríos no termine con las consecuencias de elevada mortalidad del resto de Chile, pero el escenario debiera ser más que palabras de preocupación durante el reporte del MINSAL en una vocería. El “Paso a Paso” continúa siendo mortal en regiones.  


Lo óptimo es descentralizar al máximo la gestión de la epidemia para que cada región pueda actuar con agilidad y de acuerdo con sus necesidades y capacidades, pero terminaron descentralizando el contagio y las muertes homogeneizando el mal manejo de la epidemia.  














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Escrito por Voces

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