Corazones Rotos: Fallas Cardíacas se Disparan tras el Covid incluso si fue Leve

Long Covid, Corazón, Secuelas, ataque cardíaco

Independiente si la infección con el virus SARS-CoV-2 provocó una enfermedad leve tratada en casa, o una grave que requirió hospitalización o UCI, e independiente si el enfermo era fumador, diabético o tenía un sistema cardiovascular sano, las secuelas del Covid-19 aumentaron en forma sustancial el riesgo de presentar afecciones cardiovasculares en los recuperados, durante al menos 1 año después del diagnóstico positivo. Así lo demostró el primer estudio masivo sobre secuelas cardiovasculares provocadas por el Covid-19,  desarrollado por científicos de la Universidad de Washington.

Publicado hace unos días en la revista Nature, el estudio usó la base de datos de atención médica de 11 millones de veteranos de las Fuerzas Armadas estadounidenses. Entre abril de 2020 y enero de 2021, los investigadores midieron las tasas de una lista de afecciones cardiovasculares en 153.760 recuperados de Covid-19 que habían sobrepasado el período agudo de la enfermedad (un mes desde el diagnóstico positivo), y las compararon con las tasas de dos grupos de control:  pacientes contemporáneos sin evidencia de infección y pacientes registrados en el sistema en 2017,  que fue el referente histórico sin circulación del virus. Ambos grupos con más de 5 millones de personas cada uno.


Los efectos a largo plazo del Covid-19 literalmente rompen el corazón.  Las recuperados de Covid mostraron aumentos de riesgo marcados en 20 problemas cardiovasculares. En promedio, el riesgo de insuficiencia cardíaca aumentó en 72%; de ataque cardíaco + 63%; derrame cerebral + 52%, y la probabilidad de trombosis es casi tres veces mayor respecto a los grupos contemporáneo e histórico.


“Los riesgos eran evidentes independientemente de la edad, la raza, el sexo y otros factores de riesgo cardiovascular, como la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la enfermedad renal crónica y la hiperlipidemia; también fueron evidentes en personas sin ninguna enfermedad cardiovascular antes de la exposición al COVID-19, proporcionando evidencia de que estos riesgos podrían manifestarse incluso en personas con bajo riesgo de enfermedad cardiovascular” señalan los investigadores.


Aunque el daño al corazón y a los vasos sanguíneos como secuela del Covid-19 es conocido desde el principio de la pandemia, hasta ahora no había un estudio de medición con un seguimiento tan largo y que abarcara a los sobrevivientes no hospitalizados (la mayor parte de los infectados), hospitalizados y en UCI, por lo que se creía que estas secuelas de alto riesgo sólo afectaban a quienes cursaron cuadros graves de la enfermedad.


Advirtiendo que el análisis tiene limitaciones debido a que la población estudiada fue mayormente masculina y de raza blanca, para los investigadores estos resultados implican dos lecciones fundamentales: que la única forma de reducir el impacto del Covid Largo es prevenir el contagio, no permitirlo masivamente. Y segundo, que dado el alto y creciente número de contagiados-recuperados en el mundo los gobiernos y sus sistemas de salud deben preparase para enfrentar el aumento de enfermedades cardiovasculares, con sus efectos sociales, sanitarios y económicos.


“Nuestro estudio muestra que el riesgo de enfermedad cardiovascular incidente se extiende mucho más allá de la fase aguda de COVID-19. Primero, los hallazgos enfatizan la necesidad de una optimización continua de las estrategias para la prevención primaria de las infecciones por SARS-CoV-2; es decir, la mejor manera de prevenir el COVID Largo y sus innumerables complicaciones, incluido el riesgo de secuelas cardiovasculares graves, es prevenir la infección por SARS-CoV-2 en primer lugar


En segundo lugar, dado el número grande y creciente de personas con COVID-19 (más de 355 millones de personas en todo el mundo), los riesgos y las cargas de 12 meses de las enfermedades cardiovasculares informadas aquí podría traducirse en un gran número de personas potencialmente afectadas en todo el mundo. Los gobiernos y los sistemas de salud de todo el mundo deben estar preparados para hacer frente a la probable contribución significativa de la pandemia de COVID-19 al aumento de la carga de enfermedades cardiovasculares. Debido a la naturaleza crónica de estas condiciones, es probable que tengan consecuencias duraderas para los pacientes y los sistemas de salud y que también tengan amplias implicaciones en la productividad económica y la esperanza de vida


Abordar los desafíos planteados por Long COVID requerirá una estrategia de respuesta global a largo plazo muy necesaria, pero hasta ahora inexistente, urgente y coordinada probablemente tendrán consecuencias duraderas para los pacientes y los sistemas de salud y también tendrán amplias implicaciones en la productividad económica y la esperanza de vida”



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Escrito por Lucía Escobar

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