Riane Eisler: la Conciencia de la Diosa, el Cuidado y la Solidaridad

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Dos años antes de la caída del muro de Berlín, la investigadora Riane Eisler derribó un muro más profundo y antiguo sobre la política mundial: el sistema dominante androcéntrico, se sostiene excluyendo y sometiendo a la mitad de la humanidad: las mujeres.


La obra académica El Cáliz y La Espada (1987) fue súper ventas, traducida en 23 idiomas y considerada la investigación más importante desde El Origen de las Especies de Charles Darwin. Un reconocimiento jamás dado a una teoría del feminismo, porque no lo era. 


A través de evidencias arqueológicas, históricas y culturales de la evolución humana, El Cáliz y La Espada reveló que el sistema de poder y de creencias que desarrolló la humanidad desde sus orígenes fue gilánico, centrado en principios femeninos y radicalmente distinto del sistema androcéntrico que se impuso hace 2022 años. “Nuestro pasado, nuestro futuro” escribió a modo de subtítulo, indicando que conocer la historia real abre el camino a la transformación social y cultural.


Sólo después de la profesionalización de la arqueología y al surgimiento de técnicas para fechar como el radiocarbono comenzaron a surgir evidencias que contradijeron las convenciones académicas regidas por prejuicios, que forzaban a calzar, una y otra vez, los descubrimientos con marco teórico androcéntrico. 


Las líneas de tiempo como las interpretaciones de los hallazgos comenzaron a ser cuestionadas, y la presencia de la Diosa en Medio Oriente, Asia y Europa a lo largo de la mayor parte de la historia de la humanidad, no pudo ser ocultada. 


Tras el surgimiento de la ciencia fundada en evidencias, se necesitó un siglo para que las mujeres accedieran masivamente a la educación, privilegio de aristócratas, burgueses y hombres hasta mediados del siglo XX. Sólo entonces mujeres como Riane Eisler en el estudio de la evolución o Dian Fossey en la primatología tuvieron las herramientas para dar cuenta de la falsificación de nuestra historia y orígenes como el fruto de la “natural violencia humana”.


Desde el paleolítico superior, 40.000 a 10 mil años antes de nuestra era, “en cuevas-santuarios estatuillas, entierros y ritos están relacionados con una creencia: la fuente de la cual mana la vida humana es la misma que origina toda vida animal y vegetal: la gran Diosa Madre o la Dadora de Todo”.


La asociación de lo sagrado y el poder a los principios femeninos de la vida y el cuidado se extenderá durante todo el neolítico, el salto evolutivo que ocurre 10 mil años antes de nuestra era y se caracteriza por el nacimiento de la agricultura, que posibilita las primeras ciudades con su arte, ciencia y tecnología. 


"La religión neolítica - al igual que las actuales ideologías religiosas y seculares - expresaba la cosmovisión de su época. El grado de diferencia entre esta visión y la nuestra, queda demostrado al contrastar el panteón religioso neolítico con el cristiano. En el neolítico, la cabeza de la sagrada familia era una mujer: la gran Madre, la Reina del Cielo o la Diosa en sus diversos aspectos y formas. Los miembros masculinos de este panteón - su consorte, hermano y/o hijo- también eran divinos". 

El impacto sociocultural de la Diosa fue explicado por primera vez gracias a Eisler: se desarrollaron sociedades pacíficas, de cuidado, solidaridad, igualdad y conocimiento.  La agricultura prevenía el hambre, la salud prevenía la enfermedad, la paz prevenía la muerte y todo ello se lograba con educación e igualdad, ese era el mensaje de la Diosa y sus símbolos. Por ello, la superioridad de los principios femeninos se manifestó en el orden político, económico y religioso, en la creación de arte y tecnología, pero no en términos de dominio de unos sobre otros.


La igualdad entre hombres y mujeres, era seguida por la igualdad social, tumbas y construcciones no mostraban las ostentosas diferencias típicas de la era androcrática actual. Tampoco se glorifica la guerra, saqueo y matanzas.

“Una de las cosas más impactantes del arte neolítico es lo que No se representa. Aquí no hay imágenes de “nobles guerreros” o escenas de batallas. Tampoco existen huellas de “heroicos conquistadores” arrastrando a sus cautivos encadenados, u otras evidencias de esclavitud. 

Aún más, es impactante en el arte de este período la carencia de la imaginería gobernante/gobernado, amo/súbdito, tan característica de las sociedades dominadoras”.

Todas estas características se encontraron en la isla de Creta que albergó a la avanzada civilización minoica. Es la única sociedad gilánica conocida que sobrevivió hasta los tiempos históricos y se cree que puede ser la Atlántida de Platón. Tenían escritura, arquitectura y urbanismo y un vasto comercio marítimo, entre otros avances. El arqueólogo que la estudió por 50 años escribió:

“Toda la vida estaba impregnada por una ardiente fe en la diosa Naturaleza, fuente de toda creación y armonía. Esto condujo a un amor a la paz, horror a la tiranía y respeto por las leyes. Aun entre las clases gobernantes parece haberse desconocido la ambición personal; en ninguna parte encontramos el nombre de un autor adosado a una obra de arte ni un registro de las hazañas de un gobernante”. 

“La creciente riqueza de la isla, se empleaban juiciosamente para mejorar las condiciones de vida, las que eran, aun según patrones occidentales, extraordinariamente 'modernas'"

Aunque en estas sociedades la jerarquía de las mujeres era superior y la evidencia indica que la descendencia y la herencia se traspasaba por medio de la madre, no eran matriarcado pues ese es un término de dominación, explicó Riane Eisler, que a falta de conceptos apropiados definió este modelo como Gilania, que une Gy y An las raíces griegas de mujer y hombre.

“Esta visión del poder como el poder 'femenino' de alimentar y dar, indudablemente no siempre fue aceptado, pues éstas eran sociedades conformadas por personas de carne y hueso, y no utopías ficticias. Pero aún así, fue el ideal normativo, el modelo para ser emulado tanto por mujeres como por hombres”. 

A ello se refiere Eisler en el título de su obra, pues el conocimiento del pasado puede construir el futuro. El Cáliz y La Espada continúa dando evidencias de los procesos para establecer la era patriarcal con muerte y falsificación cultural.

La tecnología de los metales fue usada para crear herramientas, objetos domésticos, ornamentales y rituales, como el Cáliz, fue aprendida también por nómadas Kurgos (la única “raza pura europea” según Hitler) y nómadas hebreos, y transformada en objetos para matar. Nació la Espada.  Ambos pueblos, en sucesivas invasiones y masacres transformaron la Europa Antigua, y “trajeron consigo un feroz, iracundo y misógino dios de la guerra”.

Según Eisler el período greco-romano será la transición religiosa y social. Aunque se mantienen las principales simbologías de la Diosa como Sabiduría y Agricultura-Fecundidad pues “aún eran poderosas”, su jerarquía es rebajada y sometida al dios-rey del Olimpo y se les añade características guerreras y asesinas.

En lo social las mujeres son excluidas de la educación y cualquier forma poder “la historia preservada por San Agustín sobre cómo las mujeres de Atenas perdieron el derecho al voto al mismo tiempo que se dio el cambio de la sociedad matrilineal a la patrilineal, indica que la imposición de la androcracia marcó el fin de la verdadera democracia". 

Todo ello desemboca en la creación del cristianismo, como sustento ideológico de la dominación “en la cual los hombres más fuertes, brutales y violentos, los conquistadores guerreros, nobles y reyes, ejercían poderes despóticos justificados por ideologías religiosas de origen divino”. 

Eva, la mujer que coge el fruto de la sabiduría para entregarlo al hombre, como la Diosa por miles de años, será condenada como el origen del pecado, la licencia para torturar y matar a las mujeres y seguidores de las creencias gilánicas. La Biblioteca de Alejandría “uno de los últimos reductos de sabiduría y conocimiento antiguos” fue destruida por cristianos fanáticos del nuevo dios masculino. 

Los “asuntos de mujeres” no tendrán valor intelectual ni económico y se asegura su servidumbre en la familia patriarcal, donde la palabra del padre y marido “como de los reyes, es ley absoluta”. 

Eisler observa que así como la figura de María “Madre de Dios” no puede ser eliminada, también los conceptos gilánicos vuelven a aparecer porfiadamente en la historia cristiano-occidental y cobran fuerza en el siglo XVIII.

"Primero en la Revolución Americana, y enseguida en la Revolución Francesa, la institución de la monarquía - durante muchos siglos la piedra fundamental de la organización social androcrática - fue amenazada. En las mentes de un número cada vez mayor de personas, palabras como igualdad, libertad y adelanto sustituyeron palabras como fidelidad, orden y obediencia". 

Como Fausto, el sistema andocrático rejuveneció a través de dos ideologías, el capitalismo y el marxismo, que controlaron los deseos de igualdad social y crearon nuevos fanáticos y justificaciones para guerras y masacres tras el fin de la Segunda Guerra Mundial

En el "nuevo orden social" los medios de comunicación de masas y universidades, continúan reproduciendo el marco conceptual androcéntrico. Como destaca Eisler "en cursos universitarios y epopeyas populares modernas como el film 2001 (Odisea en el Espacio) de Arthur C. Clarke, se nos enseña que siempre ha sido así, comenzando con los primerísimos implementos de madera y piedra en bruto que, de acuerdo a esta lógica, eran mazos y cuchillos para matar a otros"

Por ello para Eisler, la transformación real está en el conocimiento probado con evidencias, de que las sociedades solidarias, de cuidado y respeto al otro y a la naturaleza no son utopías. 

“La Caída del Imperio romano, la Edad del Oscurantismo, la Plaga, la Primera y Segunda Guerra Mundial - todos los demás períodos de aparente caos que conocemos - se desdibujan al compararlos con lo que sucedió en una época de la cual aún sabemos muy poco: la encrucijada evolutiva de nuestra prehistoria en que la sociedad humana se transformó violentamente. Miles de años después, cuando nos estamos acercando a la posibilidad de una segunda transformación social - esta vez un vuelco desde una sociedad dominadora a una versión más avanzada de una sociedad solidaria -, necesitamos comprender lo mejor posible esta asombrosa etapa de nuestro pasado perdido. Pues lo que está en juego en esta segunda encrucijada evolutiva, en la cual poseemos las tecnologías para la destrucción total que una vez fueron atribuidas sólo a Dios, puede ser ni más ni menos que la supervivencia de nuestra especie”, escribió Eisler en 1987.

Tras El Cáliz y la Espada, Riane Eisler continuó ahondando en el desafío de crear sociedades gilánicas. Fundó el Centro de Sistemas de Asociaciación y desarrolló incluso su propio modelo de economía solidaria, que trasciende las categorías capitalista y socialista, en su libro La verdadera riqueza de las naciones: crear una economía de Cuidado. 

Para conocer su análisis a la luz de los últimos hechos como la Pandemia, la guerra de Ucrania y el retroceso de los Derechos femeninos en EE.UU, Riane Eisler dará una entrevista exclusiva a Vocería Virtual este jueves 28 de julio a las 20.30 horas a través de nuestras redes sociales. Ver enlace programado en Youtube.




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Escrito por Lucía Escobar

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